Tips para mejorar la motivación en los niños
La motivación en los niños es un arma poderosa para que aprendan mejor y rindan más en su trabajo escolar. Los niños motivados dan lo mejor de ellos mismos y disfrutan durante el proceso de aprendizaje. Además, se enfrentan a las dificultades con una actitud más positiva y no temen abordar las situaciones difíciles.
Los padres debemos promover la motivación infantil para que nuestros hijos trabajen bien y desarrollen el sentido de la responsabilidad.
Causas de la falta de motivación en educación infantil
La motivación de los niños está presente, de forma natural, hasta los 7 u 8 años. Hasta esa edad tienen una tendencia natural a descubrir cosas nuevas y aprender, sobre todo, de lo que les rodea.
A partir de los 7 u 8 años esa tendencia natural disminuye y el pequeño puede llegar a estar totalmente desmotivado por las causas que desarrollaremos a continuación.
Horarios agotadores
En muchas ocasiones los pequeños tienen sus días llenos de actividades: deportes, clases de idiomas, fiestas de todo tipo, etc. Están cansados y con un horario que apenas les deja tiempo para su propio aprendizaje.
Entretenimientos al alcance de la mano
Actualmente en la mayoría de los hogares los niños tienen disponibles fuentes de entretenimiento para ocupar su tiempo de ocio. Los dispositivos móviles y el acceso a Internet ofrecen la posibilidad de disfrutar sin apenas esfuerzo.
Cómo promover la motivación infantil
La actitud positiva de los padres y de los educadores resulta determinante para que los niños quieran seguir avanzando. Estas son algunas prácticas que pueden ayudarnos a conseguir que nuestros hijos estén motivados en la escuela.
Trabajar la confianza en sí mismos
Las personas en general, y los niños en particular, estarán motivados para afrontar cosas nuevas si se saben capaces de ellos. Por ello es tan importante que los padres y los maestros muestren su confianza en la capacidad que tienen los niños de desarrollar el trabajo propuesto.
Debemos dejar que solucionen pequeños problemas adaptados a su edad, evitando la sobreprotección. Así, estaremos generando confianza y nuestros hijos saldrán reforzados de las situaciones difíciles.
Establecer metas reales
Para que los niños se sientan capaces debemos establecer metas alcanzables y no excesivamente altas. Además, debemos enseñarles a establecer sus metas específicas y a cuantificarlas. Los niños deben tener unos objetivos claros, que puedan anotar en un papel para tener siempre a la vista.
Desdramatizar los errores
Todos cometemos errores y los niños no son una excepción. Sin embargo, lo relevante no es el error cometido, sino la solución que el niño sea capaz de darle.
La motivación en educación infantil pasa por restar importancia a las actitudes negativas y centrarnos en valorar adecuadamente las acciones positivas.
Valorar la perseverancia
Hemos de enseñar a nuestros hijos a ser pacientes y perseverantes en la consecución de sus objetivos. El esfuerzo y el trabajo en sí deben ser motivos de orgullo para los padres, con independencia del resultado que se obtenga. Así, estaremos entrenando sus capacidades para adaptarse, para manejar sus errores y para seguir adelante.
Los niños más perseverantes persiguen una y otra vez sus objetivos, mejorando cada vez y aprendiendo de los errores cometidos.
Respetar sus intereses
Aunque no sean los nuestros, debemos respetar los gustos e intereses de nuestros hijos y animarles a que los desarrollen. Hay que felicitar a los niños por sus logros a pesar de que no coincidan con nuestras expectativas.
Hacerles conscientes de sus éxitos
La opinión de los padres y educadores es vital para que los niños trabajen motivados en su aprendizaje. Por eso, debemos mostrarles las acciones que están ejecutando bien, para que sientan en sí mismos el éxito de su trabajo. Aunque les quede mucho por hacer es importante que valoremos cada una de sus metas alcanzadas.
Utilizar el lenguaje adecuado
Para que la comunicación con nuestros hijos y nuestros alumnos sea positiva es fundamental evitar gritos, enfados, regañinas y comparaciones. Esto desmotiva a los pequeños, que, en muchas ocasiones, son incapaces de saber dónde está el error.
Por el contrario, empleando un lenguaje amable y amistoso estaremos acercándonos a los niños y motivándolos a seguir con la tarea.
La confianza es la mejor motivación intrínseca de los niños
Los niños más fuertes anímicamente son los más receptivos a la motivación. En consecuencia, debemos trabajar con nuestros hijos la fortaleza de carácter. Cuando un niño tiene confianza en sí mismo y en sus posibilidades se enfrentará a ellas y será capaz de resolver los problemas, con mayor o menor éxito.
Confiar en los más pequeños los conducirá a aprovechar sus intereses y cualidades en beneficio de todos y a superar los errores de forma proactiva.
Los padres y los educadores debemos trabajar en la motivación de los niños para que tengan un mejor rendimiento escolar y para que aprendan a afrontar el futuro sin miedo y con confianza.